miércoles, marzo 25, 2009

Ni olvido ni perdón

30.000 veces volveremos, 30.000 veces estamos volviendo…

Algunos piensan que recordar el 24 de marzo es ahondar en heridas muy profundas que mejor callar porque parten de la derrota de un proyecto histórico. Otros prefieren corear un Nunca Más falso, ese Nunca Más que pretende hacer borrón y cuenta nueva y sumergirnos en el miedo más paralizante. ¿Nunca más qué? ¿Nunca más que el pueblo tenga un destino? ¿Que pueda pensar un futuro mejor?. Ahí están los otros que, después de más de tres décadas sin aprendizaje, siguen promulgando la teoría de los dos demonios intentando equiparar la lucha de un pueblo por conquistar sus derechos, con el terrorismo de Estado, obstaculizando todos los reclamos de verdad y justicia.

Nosotros hemos preferido avanzar con la bandera de los 30.000 en alto. No queremos una memoria de derrota, de ruptura y fin. No queremos un Nunca Más de amnesia. No queremos demonios falsos ni genocidas sueltos. El 24 de marzo marcó la historia con la sangre de 30.000 compañeros y compañeras que no sabían de individualismo, de olvido y menos de cobardía. Porque como decía Rodolfo Walsh, no vivieron para ellos, vivieron para otros, y esos “otros eran millones”. Y fue por ello que el imperio con sus aliados locales necesitó cambiar democracias por dictaduras, para poder hacer efectivo su brazo genocida e implantar un modelo entreguista, explotador y de exclusión social. Así intentaron eliminar identidades políticas, banderas históricas, alternativas sociales y 30.000 voluntades que hoy, treinta y tres años después, reaparecen cada día en todos nosotros con más fuerza.

Más de treinta años han pasado. La teoría de los dos demonios debe ser desterrada de una vez y para siempre. Porque eso fue lo que en la década de los ¨80 y los ¨90 atemorizó a las futuras generaciones e intentó dejarnos convalecientes, aunque resistiendo el avance neoliberal que destruyó la industria nacional, endeudó al país, repartió la riqueza de manera tal que los trabajadores solo gozaran de una migaja del P.B.I y dejó un saldo incalculable de desocupación y miseria.

La bandera de los 30.000 compañeros desaparecidos es la nuestra, porque en ellos vemos los predecesores de nuestra lucha. Porque sus sueños no lograron caerse a pesar de tantos pisotones. Porque no nos han vencido.

Asimismo, no queremos dejar de reclamar a la justicia que actúe con celeridad en las causas a los genocidas que están presos para que finalmente sean condenados, y pronta respuesta y detención para aquellos que están en libertad.

Por eso reafirmamos nuestro compromiso, y como cada 24 de marzo, que las lágrimas que derramemos sean el combustible para seguir avanzando en la construcción de un país más justo e igualitario.

3oooo compañeros desaparecidos, Presentes !
Juicio y castigo a los genocidas!
Aparición con vida de Jorge Julio Lopez.


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